jueves, 2 de diciembre de 2010

WIKILEAKS, por fin el cuarto poder

Estos días los medios de comunicación de todo el mundo se hacen eco de los informes secretos que ha desvelado Wikileaks en su portal. Estos controvertidos documentos dejan al descubierto las maniobras secretas del gobierno de Estados Unidos para acallar y controlar temas muy comprometidos como el caso Couso o la terrible situación en Guantánamo.

Como si se tratase de uno de los capítulos de “Millenium”, Julian Assange ha destapado escándalos internacionales, investigaciones a mandatarios de todo el mundo y ha dejado a la administración Obama, si me lo permitís, con el culo al aire. Tanto es así que pesa sobre Assange una orden internacional de busca y captura por diferentes delitos, lo que le obliga a permanecer en paradero desconocido.

Pero parece que este escándalo sólo preocupa a las administraciones, a los afectados (como la familia de José Couso) y a los periodistas, que se cuestionan el modelo de trabajo que estaban siguiendo y el valor de la información en los medios de comunicación hoy en día. ¿Y los ciudadanos? ¿No les importa la actitud prepotente y sucia de los gobiernos de todo el mundo?

Asistimos a una nueva etapa del periodismo, que había caído en rutinas informativas en las que lo único que pesaba era el poder político y empresarial y casi nunca se cuestionaba ninguna información proveniente de los gobiernos. Gracias a un “garganta profunda” en los servicios secretos americanos y por supuesto a la valentía del equipo de Wikileaks, conocemos la verdad.


Por fin un puñetazo en la mesa, un grito de basta ya, un no nos toméis el pelo bien claro. Por fin el cuarto poder actuando. ¡Ánimo Wikileaks!

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